No creo en las casualidades, así que deben de haber sido los hados, la diosa fortuna o alguna alineación planetaria. La cosa es que hace una semana cayeron en mis manos dos raspas de pescado plateado pidiendo a gritos que los enfilasen en unos pendientillos veraniegos. Poco después apareció Espita con su saber y su conocimiento de causa y tras unas cañas y un ponernos al día que se me pasó en un verbo, tengo en mis manos una bolsa mágica de papel azul que contiene un montón de fornituras de las que espero que salgan pendientes, collares y anillos con superpoderes!!!
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