No hay nada como trabajar en equipo: lo que no se le ocurre a uno, le parece lógico a otro! Debe de ser por eso que mis últimas incursiones en grupo a las tiendas de abalorios han exacerbado mi imaginación: una vez que llegas a casa con tu cargamento de fornituras, ganchitos, bolas de colores, etc, etc, etc, la mente comienza a trabajar incluso antes de que las manos hayan agarrado los alicates...Y siempre faltan fornituras, ganchitos y bolas de colores para tanta idea luminosa que revolotea por la cabeza hasta que, de tanto empeño, consigue materializarse en unos destellos azules y naranjas o en unos corazones transparentes tintineando entre mechones de pelo!
Septiembre será un mes duro, pero el otoño viene cargado de tardes de risas doblando bastones de estaño....
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